INDICE
DEDICATORIA
AGRADECIMIENTO
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………....
4-5
CAPITULO
I…………………………………………………………..…….….....… 5
1.1 ¿Qué es la
locura?...................................................................................................
5
1.2 ¿Que son los
derechos?..........................................................................................
5
CAPITULO II:
ANTISIQUIATRIA…………………………………….........…...… 6
2.1 Orígenes de la anti
psiquiatría………………………………………….....…..….. 6
2.2 La psiquiatría y la
ley…………………………………………………....…...... 7-8
2.3 Hospitalización
involuntaria……………………………………………......…...... 8
2.4 Juicios sobre normalidad
y enfermedad mental………………………....…........ 8-9
2.5 La psiquiatría y la
industria farmacéutica………………………………........... 9-10
CAPITULO III: LA NUEVA SEPARACIÓN………………………....….......
10-12
3.1 Del buen uso de la
libertad…………………………………………..……... 12-15
3.2 Nacimiento del
asilo…………………………………………………....…... 15-17
3.3 La noción de la
igualdad de las personas………………….......................….. 17-18
3.4 El nuevo producto,
la locura masturbatoria……………….............................. 18-19
3.5 La estafa de los
hospitales psiquiátricos………………........................……........ 20
3.6 La usurpación del
sistema legal…………………………............................... 20-21
3.7 Crimen y enfermedad
mental…………………………….......................…….… 21
3.8 Criminalidad en
psiquiatría………………………….........................…….…….. 21
3.9 Traer justicia:
ayuda verdadera no traición………..........................………..... 21-22
CAPITULO IV: LA NOCIÓN
DE IGUALDAD EN LA TEORÍA DE LO
DERECHOS
HUMANO…………………………….........................……….... 23-26
4.1Discriminación y
derechos humanos………………...........................………........ 26
4.2 La integralidad de
los derechos humanos…………...........................……….. 27-28
CONCLUSIÓN……………………………………........................……………....
29
REFERENCIA
BIBLIOGARFICA………………….............................……….…. 30
ANEXOS………………………………………….........................…………….....
31
DEDICATORIA
A
Dios por darnos la vida, sabiduría
e iluminarnos por el camino del bien
para
llegar a
ser grandes y
brindarnos fortaleza para
culminar con éxito y buen
desempeño
esta nueva etapa de nuestra vida.
A
nuestros queridos y estimados padres que día a día
con sus sabios
consejos
nos
guían para ser personas de bien y nos enseñan a servir a nuestra sociedad.
AGRADECIMIENTO
A
nuestros padres por brindarnos su apoyo
incondicional
en cada momento
A
nuestros docente Cárdenas Angulo, Lenin Walter.
por
el asesoramiento para la realización
de
la presente monografía
A
Dios por darnos la vida conocimientos
en
este largo recorrido
INTRODUCCION
Podemos
pensar a priori que la locura es un tema privativo de la psiquiatría: el médico
tradicionalmente ha considerado que ésta es una enfermedad y, por tanto, hay
que curarla o, al menos, mantenerla bajo estricto control. Pero la locura ha
sido un tema tan fascinante, tan lleno de misterio y paradojas que ha reunido
en torno a ella a diversas disciplinas que la han estudiado, analizado o
simplemente utilizado, cada una con sus propios métodos y para fines muy diversos.
De este modo, encontramos distintos puntos de vista que abarcan realidades tan
dispares.
En
un primer capítulo hablaremos sobre definición de locura ¿Cómo definirla cuando
loco puede ser el que crea y el que destruye, el asesino despiadado y el piados
,el que piensa demasiado y el que nunca lo hace, el que se anticipa al futuro y
el que se queda atado a un momento del pasado, el que se aísla de la sociedad y
el que vive ahogado en y por ella? Por esa dificultad son muchas las maneras en
que se ha definido y cada una puede ser útil en ciertos casos pero no en otros.
Por
otra parte hablaremos de los derechos humanos los cuales Los derechos humanos
son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de
nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color,
religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos
humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados,
interdependientes e indivisibles.
Así
mismo en el segundo capítulo hablaremos de psiquiatría, las leyes que se usan
en esta, así como los juicios usados en los problemas de la enfermedad mental
la cual es una polémica muy grande ya que menciona las injusticias utilizadas
en su contra. La psiquiatría y la industria farmacéutica la cual trata del uso
de fármacos. Esto incluye la gama que va desde los diferentes psicofármacos
referidos como antidepresivos y tranquilizantes hasta los antipsicóticos pero
por otra parte para cometer abusos con ellos.
Por
consiguiente en el tercer capítulo hablaremos de la noción de la igualdad de
las personas el nuevo producto, la locura masturbatoria, la estafa de los
hospitales psiquiátricos, la usurpación del sistema legal, crimen y enfermedad
mental y todo lo relacionado al tema controversial de locura.
Para
finalizar hablaremos del capítulo cuatro acerca de la noción de igualdad en la
teoría de los derechos humanos el cual incluye discriminación y derechos
humanos la integralidad .esperando que la presente monografía esté al alcance
de sus manos a continuación podrá beneficiarse de esta in formación.
CAPITULO I.
1.
Definición
de locura
Según Lillian Feder designó que locura hasta
final del siglo XIX a un determinado
comportamiento que rechazaba las normas sociales establecidas. Lo
que se interpretó por convenciones sociales como locura fue la desviación de la
norma por culpa de un desequilibrio mental, por el cual un hombre o una mujer
padecía de delirios enfermizos, impropios del funcionamiento normal de la
razón, que se identificaban por la realización de actos extraños y
destructivos. Los síntomas de ciertas enfermedades, como la epilepsia u otras
disfunciones mentales, fueron también calificados de locura.
El concepto de "locura" fue empleado en Europa
históricamente en diferentes contextos con diferentes significados, que
retrospectivamente se sabe que correspondían a fenómenos distintos, que en la
historia de la medicina se encuentran pobremente definidos y que en ocasiones
eran incluso contradictorios. La cuestión de qué variaciones respecto a la
norma eran aceptadas como "extravagancias" y cuáles como locura podían
depender de la región, la época o las circunstancias sociales del sujeto. No
fue hasta la aplicación de la nosología moderna cuando se
delimitaron los diferentes fenómenos denominados hasta entonces como locura. La
locura, en términos clínicos puede ser entendida como una forma de esquizofrenia e incluso como un
sinónimo.
2.
Definición de derechos
Son derechos inherentes a
todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia,
sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra
condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación
alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles.
1.1 ANTIPSIQUIATRIA:
A. Orígenes de la anti psiquiatría
Desde
sus orígenes hubo oposición a la psiquiatría mientras se establecía en el siglo
diecinueve. La controversia giró alrededor de los derechos de los llamados
locos en los diversos hospitales psiquiátricos. Emil Kraepelin introdujo nuevas
categorías médicas de enfermedad mental, que eventualmente se aceptaron en la
profesión a pesar de que están basadas en la conducta más bien que en la
patología o la etiología.
En los años 1930 se introdujeron varias
prácticas médicas controvertidas, incluyendo la inducción artificial de
convulsiones (por medio de electroshock, insulina y otras drogas) o mediante
cercenar porciones del cerebro (lobotomía o leucotomía). Ambos procedimientos
se usaron ampliamente en psiquiatría, pero hubo mucha oposición basadas en
cuestionamientos morales, efectos nocivos o mal uso. En los años cincuenta
nuevas drogas, especialmente el antipsicótico clorpromazina, fueron diseñadas
en laboratorios y gradualmente suplantaron a los tratamientos más controvertidos.
Aunque inicialmente se aceptaron como un avance, pronto hubo también oposición,
debido a los efectos adversos observados tales como la disquinesia tardía. Los
pacientes comúnmente se oponían a la medicación psicofarmacológica y rehusaban
tomar las drogas cuando no estaban directamente supervisados por el control
psiquiátrico. También hubo considerable oposición a la institución de los
hospitales psiquiátricos, y se hicieron intentos de regresar a la gente a la
comunidad por medio de grupos no controlados por la psiquiatría.
Debutando
en los años sesenta, la anti psiquiatría (un término usado por vez primera por
David Cooper en 1967) definió un movimiento que desafió abiertamente las
teorías y prácticas fundamentales de la psiquiatría convencional. El psiquiatra
Thomas Szasz aseveró que la "enfermedad mental" es una combinación
incoherente de conceptos médicos y psicológicos, aunque popular debido a que
legitima el uso de fuerza psiquiátrica para controlar y limitar el desvío de
las normas sociales. Los adherentes a esta perspectiva hablaron del "mito
de la enfermedad mental" a causa del controvertido libro de Szasz con ese
título. Michel Foucault, Erving Goffman y otros criticaron el poder y el rol de
la psiquiatría en la sociedad, incluyendo el uso de la "institución
total", el "etiquetamiento" y la estigmatización. También cabe
destacar a Iván Ilich en la crítica general a toda la institución médica,
siguiendo con esta idea de "etiquetamiento".
El
movimiento anti psiquiátrico también fue propulsado por individuos con
experiencia adversa en el cuidado psiquiátrico. Esto incluía a quienes
sintieron que habían sido dañados por la psiquiatría o que creyeron que podrían
haber sido ayudados por otro tipo de enfoques. En los años setenta el
movimiento anti psiquiátrico estuvo involucrado en restringir muchas prácticas
vistas como maltrato psiquiátrico. El movimiento de derechos gay increpó la
clasificación de la homosexualidad como una enfermedad mental, y en un clima de
controversia y activismo, en 1973/1974 la Asociación Psiquiátrica Americana
decidió por una ligera mayoría (58%) eliminar la condición como categoría de
enfermedad. Asimismo, hubo acciones legales de activistas que se fusionaron con
el movimiento, como la lucha por los derechos humanos y las personas con
discapacidades. Ambos añadieron su impronta a la teoría y acción anti
psiquiátrica. También hubo oposición al incremento de nexos entre la
psiquiatría y las corporaciones farmacéuticas, las cuales se volvían cada vez
más poderosas y, según se decía, tenían una influencia no justificada y
solapada sobre la investigación y prácticas psiquiátricas. A su vez, se
cuestionó la clasificación y el alegado mal uso de los diagnósticos
psiquiátricos en manuales, en particular el Manual diagnóstico y estadístico de
los trastornos mentales que publica la Asociación Psiquiátrica Americana
Políticamente
la anti psiquiatría está asociado a ideas políticas fundamentadas en el
humanismo secular o religioso, y en el civilismo libertario, indistintamente si
se es de izquierda o de derecha.
B. La psiquiatría y la ley
Los psiquiatras suelen ofrecer testimonio
sobre si un sujeto se encuentra mentalmente enfermo para enfrentar un juicio,
la así llamada "defensa por insania".
Algunos psiquiatras como Thomas Szasz increpan el derecho de los psiquiatras y
del sistema jurídico para hacerlo. Desde los años sesenta Szasz ha contendido
que, como la enfermedad mental es un concepto incoherente, la defensa por
insania debiera abolirse. La mayoría de sus colegas no aceptan su punto de
vista.
Mientras
que la defensa por insania es tema
de controversia como posible excusa de criminalidad, otros críticos alegan que
el estar internado en un hospital psiquiátrico es peor castigo que las
prisiones para criminales, dado que involucra
el riesgo de drogadicción involuntaria con neurolépticos o tratamiento con
electroshock.
Cabe
mencionar que según el propio DSM-IV-TR,
el diagnóstico de enfermedad mental no confiere por sí solo referencia a la
capacidad del sujeto, en términos legales. Para ello es preciso un diagnóstico
más profundo. Esto sucede porque el cuadro clínico que implica un diagnóstico
psiquiátrico (trastorno) acepta variabilidad mediante diferentes criterios, lo
cual no asegura determinadas características por el hecho de tener un
determinado trastorno.
Así,
cada persona, con independencia del trastorno con el que haya sido
diagnosticado, precisa que un profesional determine si "estaba en su sano juicio". Recuérdese que la
psicopatología tiene competencias en este menester, por ejemplo al definir qué
tipo de percepciones o pensamientos son "normales" o
"anómalos-psicopatológicos"; lo cual es algo independiente a poder
clasificarlos a modo de trastornos DSM.
C. Hospitalización involuntaria
La
psiquiatría se encuentra a la cabeza en la práctica del cuidado en salud mental
en pabellones psiquiátricos, u otros establecimientos médicos, usando coerción
legalmente sancionada para admitir a individuos en contra de su voluntad. Los
críticos señalan que esta práctica va en contra de uno de los principios
rectores de las sociedades abiertas o libres: los principios de John Stuart
Mill, tales como son presentados en su obra fundacional sobre el concepto de
libertad. Mill arguye que la sociedad no
debe usar la coerción para someter a un individuo mientras él o ella no dañe a
otros. La hospitalización psiquiátrica involuntaria, aseveran los críticos, viola este principio. En contraste
con la visión de Hollywood sobre los esquizofrénicos, la gente perturbada
generalmente no es más propensa a la violencia que los individuos cuerdos
(Monahan, 1992). La creciente práctica en el Reino Unido y en otros países
sobre el llamado "cuidado en la comunidad" fue instituida en parte
como respuesta a tales preocupaciones.
En
casos de personas sufriendo de severas crisis psicóticas, las Satería houses
solía proveer, dicen los críticos, una alternativa más humanitaria y compasiva
que la psiquiatría coercitiva. Las casas Satería cerraron en 1983 debido a la
falta de soporte económico. No obstante, recintos del tipo de satería houses se
encuentran floreciendo en Europa, especialmente en Suecia y en otros países
europeos del hemisferio norte.10
D.
Juicios sobre normalidad y enfermedad
mental
En general los críticos no increpan la noción
de que algunas personas tengan problemas emocionales o psicológicos, o que la
psicoterapia no sirva. En lo que están en desacuerdo con la psiquiatría es
sobre el origen de estos problemas; en la corrección de caracterizarlos como
"enfermedad" y sobre las opciones existentes para manejarlos. Por
ejemplo, una preocupación primaria de la anti psiquiatría es que el grado de
adherencia de un individuo a la comunidad, o a los valores mantenidos por la
mayoría, puede ser usado para determinar el nivel de salud mental de la
persona. Usando esta lógica, arguyen los críticos, en un desplante colectivo de
violencia, como un linchamiento público, la persona que se abstiene a la
violencia puede ser diagnosticada de "enfermo mental" y,
consecuentemente, ser "tratada".
Algunos
psiquiatras que no aceptan el modelo médico de los trastornos mentales, como
Peter Breggin, mantienen que el etiquetar a los niños inflige humillación
adicional y lesiona la autoestima del niño que ya ha sido traumatizado.
E. La psiquiatría y la industria
farmacéutica
Los psiquiatras
prescriben psicofármacos para adultos y niños. La administración de estas
drogas puede ser voluntaria o, en ciertas situaciones, involuntaria. Los
psiquiatras afirman que buena parte de esos medicamentos tienen una eficacia
probada al mejorar y tratar diversos trastornos mentales. Esto incluye la gama
que va desde los diferentes psicofármacos referidos como antidepresivos y
tranquilizantes hasta los antipsicóticos.
Por su
parte, los psiquiatras críticos mantiene que sus colegas exageran la evidencia
de la medicación y minimizan la evidencia de efectos adversos. Los
críticos también se quejan de que a los pacientes no se les da la información
debida o el consentimiento informado; que los medicamentos psiquiátricos de hoy
día no parecen ser específicos para trastornos particulares de la manera en que
la psiquiatría lo mantiene y que las drogas no mejoran desequilibrios químicos
en el cerebro sino más bien inducen indeseables efectos secundarios. Por
ejemplo, los niños a los que se les administra metilfenidato (Ritalin/Rubifen/Concerta)
y otros estimulantes son más obedientes y sumisos con sus padres y maestros.
La
influencia de las compañías farmacéuticas es otro de los temas centrales en el
movimiento antipsiquiátrico. La industria farmacéutica es una de las más poderosas
desde el punto de vista económico, y como varios investigadores han argüido,
existen muchos nexos entre la profesión, la industria farmacéutica e incluso la
Administración de Alimentos y Medicinas estadounidense (FDA por sus siglas en
inglés). Las compañías de psicofármacos habitualmente financian buena parte de
la investigación conducida por psiquiatras; anuncian medicamentos en revistas
especializadas y conferencias; financian organizaciones de salud y realizan
presiones sobre médicos y políticos. La cantidad de prescripción de
psicofármacos se ha incrementado de manera extrema desde los años cincuenta y
no hay signos de que vaya a disminuir. Según un estudio de 2002 del NIMH,
en los Estados Unidos los antidepresivos y los tranquilizantes se encuentran en
la clase de medicamentos más vendidos, y los neurolépticos y otras drogas
psiquiátricas también tienen un ranking alto, con ventas en expansión.
Como
solución de este alegado conflicto de intereses, los críticos proponen legislar
la separación entre la industria farmacéutica de la profesión psiquiátrica.
Merece
mención, además, que desde ciertas posturas explicar el mecanismo de acción de
un psicofármaco mediante
explicaciones basadas en neurotransmisores no es,
realmente y en su sentido literal, una explicación. El cerebro es
algo parecido a una compleja sopa neuroquímica, donde cada neurona se ve
influida por la acción de otras miles en porciones tiempo realmente cortas. Por
ejemplo, se sabe que los más modernos antidepresivos (de
inhibición selectiva)tardan unas semanas en hacer efecto, si bien no está
explicado exactamente mediante qué proceso y por qué razón precisa exactamente
ese tiempo. Por otro lado, que un trastorno esté relacionado con
alguna excesiva actividad electroquímica por parte de la amígdala del cerebro
no implica que deba necesariamente usarse psicofármacos. Practicar
deporte o la psicoterapia pueden,
de hecho, contrarrestar dicha actividad electroquímica excesiva.
1.2 LA NUEVA SEPARACIÓN
EN
EL curso del siglo XVIII, algo se ha movido en el lado de la locura. Ha habido,
inicialmente, este temor que parece colocar la sinrazón con las viejas
obsesiones, y restituirle una presencia que el intercambio había logrado esquivar,
o poco había faltado. Pero hay más aún: ahí mismo donde la locura había sido
puesta en reposo, en el espacio homogéneo de la sinrazón, se realiza un trabajo
lento, muy oscuro, apenas formulado, del que sólo se perciben los efectos en la
superficie; un profundo impulso hace reaparecer la locura, que tiende así a
aislarse y a definirse por sí misma. El nuevo temor del siglo XVIII no resulta
ser un vano temor: la locura está a punto de aflorar nuevamente, en una
presencia confusa pero que pone en problemas la abstracción del internamiento.
Se repite continuamente que la locura aumenta.
Es
difícil establecer con certidumbre si el número de locos realmente ha aumentado
en el siglo XVIII, es decir, en una proporción mayor que el conjunto de la
población. Ese número sólo nos es perceptible a partir de las cifras del
internamiento, que no necesariamente son representativas: al mismo tiempo
porque la motivación del internamiento sigue siendo a menudo oscura y porque
siempre es mayor el número de los que se reconoce como locos, pero que se
renuncia a internar. Sin embargo, algunos hechos numéricos son indudables. Si
tomamos las cosas de manera global y comparamos las cifras de fines del siglo
XVII con las de principios de la Revolución, podrá verse un aumento masivo. La
Salpétriére contaba con 3 059 personas en 1690; cien años después, tiene más
del doble, 6 704, según el censo hecho por La Rochefoucauld-Liancourt para la
relación al Comité de mendicidad.78 Para Bicétre, las proporciones son las
mismas: un poco menos de 2 000 internados en el siglo XVII, pero en el momento
de la Revolución 3 834.79Para ciertas casas religiosas el aumento es aún más
considerable; cuando los Hermanos de San Juan de Dios abren la casa de
internamiento de la caridad, en Senlis, en 1665, han establecido cuatro plazas;
en 1780, cuentan con 91, 67 de las cuales están efectivamente ocupadas; 80 en
Cháteau-Thierry, primero unos cuantos lugares, en 1783, 30 pensionarios.81Pero
para que dejen aparecer su verdadero significado, esas cifras deben ir seguidas
de toda la curva de su evolución. Debe tenerse en cuenta el periodo de
instalación, de funcionamiento del instituto, que se extiende, poco más o
menos, de 1680 a 1720, y durante el cual es muy rápido el crecimiento, mucho
más que el de la población. Pero si sólo consideramos los 70 años que preceden
a la Revolución, las cifras resultan sorprendentemente estables, lo cual
resulta tanto más paradójico cuanto que la curva del desarrollo demográfico se
acelera sensiblemente durante el mismo periodo. Hasta diríase que el número de
los internamientos llega lentamente a un máximo situado alrededor de la década
de 1770, y que luego decrece en los años que preceden inmediatamente a la
Revolución. En Bicétre 4 052 internados el 1° de enero de 1770; 4 277 el 1° de
enero de 1772, 3 938 en 1774; 3 668 en 1766; y cuando el ecónomo Tristan hace
un censo, con fecha 9 de abril de 1779, ya no hay más que 3518.82. En San
Lázaro, donde podían contarse 62 pensionarios en 1733, 72 en 1736, se llega al
máximo en 1776 con 77 personas; pero el 29 de octubre de 1788 tiene solamente
40. Cháteau-Thierry sólo cuenta con 25 pensionarios en vísperas de la
Revolución. Esas fluctuaciones bastan para mostrar que el régimen del
internamiento no sigue fielmente la curva demográfica. Y es que, sin duda, han
intervenido otras influencias: la miseria y el rigor de la represión en los
últimos años del reinado de Luis XV han inflado las cifras; en cambio, cierta
recuperación económica, la guerra de América, las restricciones aportadas por
Breteuil a las órdenes de destierro y a las prácticas del internamiento han
hecho disminuir toda esta población asilada. En la medida en que se le puede
determinar sin excesivo riesgo de error, parece que la cifra de los locos sigue
una curva bastante particular: ni la demográfica ni tampoco exactamente la del
internamiento. En los primeros años de la Salpétriére, si se suma el total de
mujeres encerradas en las alas de La Magdalena, de Saint-Levéze, de
Saint-Hilaire, de Santa Catalina, de Santa Isabel, así como en las mazmorras,
se llega a Ja cifra de 479 personas, de las que puede decirse, en general, que
están allí por alienadas.83Cuando Tenon ordena hacer su encuesta en 1787,
encuentra 600 locas; La Rochefoucauld-Liancourt, 550. El movimiento es de un
orden muy parecido en Bicétre; en 1726, hay allí 132 "locos, violentos,
inocentes"; en 1789, se encuentran 187 hombres encerrados en Saint-Prix,
que es el ala reservada a los locos.84 Y es en 1788 cuando se alcanza
el máximo: 110 ingresos de insensatos en 1784, 127 en 1786, 151 en 1788, y
luego, para los años siguientes 132, 103, 92. Tenemos, pues, un aumento
bastante lento de los locos —al menos de los internados reconocidos como tales—
a lo largo de todo el siglo XVIII, con avance hacia el máximo durante los años
1785-1788, y luego un descenso brutal desde que empieza la Revolución.
A.
Del
buen uso de la libertad
TENEMOS
así la locura restituida en una especie de soledad: no aquella ruidosa, y en
cierto modo gloriosa que había podido conocer hasta el Renacimiento, sino otra,
extrañamente silenciosa, una soledad que la separa poco a poco de la comunidad
confusa de las casas de internamiento, y que la cerca como a una zona neutra y
vacía. Lo que ha desaparecido, en el curso del siglo XVIII, no es el rigor
inhumano con que se trata a los locos, sino la evidencia del internamiento, la
unidad global en que eran tomados sin problema, y esos hilos innumerables que
los insertaban en la trama continua de la sinrazón. Liberada, la locura lo está
desde antes de Pinel, no de frenos materiales que la mantienen en la mazmorra,
sino de una servidumbre mucho más coaccionante, quizá más decisiva, que la
mantiene bajo el dominio de esta oscura potencia.
Desde antes de la Revolución, es libre: libre
para una percepción que la individualiza, libre para el reconocimiento de esos
rostros singulares y de todo el trabajo que finalmente le dará su estatuto de
objeto. Dejada sola, y apartada de sus antiguos parentescos, entre las paredes
desconchadas del internamiento, la locura causa un problema, planteando
preguntas que hasta entonces nunca había formulado. Sobre todo, ha causado
problemas al legislador, que no pudiendo dejar de sancionar el fin del
internamiento, ya no sabía en qué punto del espacio social situarla: prisión,
hospital, o ayuda familiar. Las medidas tomadas inmediatamente, antes o
inmediatamente después del principio de la Revolución reflejan esta indecisión.
En su circular sobre las órdenes reales, Breteuil exige a los intendentes
indicarle la naturaleza de las órdenes de detención de las diversas casas de
internamiento, y qué motivos las justifican. Deberán ser liberados, después de
uno o dos años de detención cuando mucho, "aquellos que, sin haber hecho
nada que haya podido exponerlos a la severidad de las penas pronunciadas por
las leyes, se han entregado al exceso del libertinaje, del desorden y de la
disipación".
Por
el contrario, se mantendrá en las casas de internamiento a "los
prisioneros cuyo espíritu está enajenado y cuya imbecilidad les hace incapaces
de conducirse en el mundo, o cuyos furores los harían allí peligrosos. Al
respecto sólo se trata de asegurarse de que su estado sea siempre el mismo y,
desgraciadamente, resulta indispensable continuar su detención mientras se
reconozca que su libertad es, o nociva a la sociedad, o un beneficio inútil
para ellos".166 Es la primera etapa: reducir lo más posible la práctica
del internamiento en lo que concierne a las faltas morales, los conflictos
familiares, los aspectos más benignos de libertinaje, pero dejarlos valer en su
principio y con una de sus mayores significaciones: el encierro de los locos.
Es
el momento en que la locura, de hecho, toma posesión del internamiento, en
tanto que este mismo se despoja de sus otras formas de utilidad. La segunda
etapa es la de las grandes encuestas prescritas por la Asamblea Nacional y la
Constituyente, en la secuela de la Declaración de los Derechos del Hombre:
"Nadie puede ser arrestado, ni detenido más que en los casos determinados
por la ley según las formas que ha prescrito ésta. La ley no debe admitir más
que las penas estricta y evidentemente necesarias, y nadie puede ser castigado
más que en virtud de una ley establecida y promulgada con anterioridad al
delito y legalmente aplicada." La era del internamiento ha terminado. Tan
sólo queda un aprisionamiento en que, por un instante, se codean los criminales
condenados o presuntos, y los locos.
El
Comité de mendicidad de la Constituyente designa cinco personas167 para visitar
las casas de internamiento de París. El duque de La Rochefoucauld-Liancourt
presenta el informe (diciembre 1789); por una parte, asegura que la presencia
de los locos da a las casas de internamiento un estilo degradante y amenaza con
reducir a los internados a un estatuto indigno de la humanidad; la mezcla que
allí se tolera demuestra, de parte del poder y de los jueces, una gran
ligereza: Esta preocupación está muy lejos de la piedad esclarecida y cuidadosa
para la desgracia, por la cual recibe todos los consuelos, todos los paliativos
posibles... ¿se puede nunca, tratando de socorrer la miseria, consentir en
degradar la humanidad?"
Si
los locos envilecen a aquellos a quienes se ha tenido la imprudencia de mezclar
con ellos, hay que reservarles un internamiento especial; internamiento que no
es médico, sino que debe ser la forma de asistencia más eficaz y más dulce:
"De todas las desgracias que afligen a la humanidad, el estado de locura
es, sin embargo, uno de aquellos que por más de un motivo despiertan la piedad
y el respeto; a este estado debieran prodigarse cuidados por más de una razón;
cuando no hay esperanzas de curación, aún quedan medios, dulzura, buenos tratos
que pueden procurar a esos desgraciados al menos una existencia soportable. 169
En ese texto, el estatuto de la locura aparece en su ambigüedad: hay que
proteger, a la vez, de sus peligros a la población internada, y hay que
acordarle los beneficios de una asistencia especial. Tercera etapa, la gran
serie de decretos tomados entre el 12 y el 16 de marzo de 1790.
La
Declaración de los Derechos del Hombre recibe allí una aplicación concreta:
"En el espacio de 6 semanas a partir del presente decreto, todas las
personas detenidas en los castillos, casas de religión, casas de fuerza u otras
prisiones cualesquiera, por órdenes reales o por órdenes de los agentes del
poder ejecutivo, a menos que estén legalmente condenadas, decretadas en prisión
o que haya en contra de ellas quejas en justicia por ocasión de un crimen
importante, pena aflictiva, o encerradas a causa de locura, serán puestas en
libertad." El internamiento queda, por tanto, de manera definitiva,
reservado a ciertas categorías de justiciables, y a los locos. Pero para éstos
se establece una condición: "Las personas detenidas por causa de demencia,
durante tres meses, a contar del dia de publicación del presente decreto, serán
puestas a disposición de la diligencia de nuestros procuradores, interrogadas
por los jueces en las formas habituales, y, en virtud de sus ordenanzas,
visitadas por los médicos que, bajo la vigilancia de los directores de
distrito, se explicarán sobre la verdadera situación de los enfermos a fin de
que, según la sentencia que haya sido pronunciada sobre su estado, sean
atendidas en los hospitales que serán indicados para este efecto."
Tal
parece que en adelante la opción será aprovechada. El 29 de marzo de 1790,
Bailly, Duport-Dutertre y un administrador de la policía, se dirigen a la
Salpétriére para determinar cómo se podrá aplicar el decreto; 171 en seguida
hacen la misma visita a Bicétre. Y es que las dificultades son numerosas; en
primer lugar, ésta: no existen hospitales destinados o al menos reservados a
los locos. Ante esas dificultades materiales, a las que se añaden tantas
incertidumbres teóricas, va a empezar una larga fase de duda.
De
todas partes se pide a la Asamblea un texto que permita protegerse contra los
locos desde antes de la prometida creación de los hospitales. Y por una
regresión, que será de gran importancia para el futuro, se hace caer a los
locos bajo la ley de medidas inmediatas e incontroladas que no se toman
siquiera contra los criminales peligrosos, sino contra las bestias dañinas. La
ley del 16-24 de agosto de 1790 "confía a la vigilancia y a la autoridad
de los cuerpos municipales... el trabajo de obviar o de remediar los
acontecimientos desagradables que podrían ser ocasionados por los insensatos o
los furiosos dejados en libertad y por los animales nocivos y feroces".
B.
Nacimiento
del asilo
Se
conocen las imágenes. Son familiares en todas las historias de la psiquiatría,
en las cuales tienen por función la de ilustrar esa edad feliz en la que la
locura finalmente es reconocida y tratada según una verdad ante la cual los
hombres habían permanecido ciegos durante mucho tiempo. "La respetable
Sociedad de los Cuáqueros... ha deseado asegurar a aquellos de sus miembros que
tengan la desgracia de perder la razón sin tener una fortuna suficiente para
recurrir a los establecimientos dispendiosos, todos los recursos del arte y
todas las dulzuras de la vida compatibles con su estado; una suscripción
voluntaria ha aportado los fondos, y desde hace aproximadamente dos años, ha
sido fundado un establecimiento que reúne grandes ventajas con toda la economía
posible cerca de la ciudad de York. Si el alma se encoge un momento ante el
aspecto de esta terrible enfermedad que parece hecha para humillar a la razón
humana, se sienten a continuación dulces emociones al considerar todo lo que
una benevolencia ingeniosa ha sabido inventar para curarla y aliviarla.
"Esta
casa está situada a una milla de York, en medio de una campiña fértil y
sonriente; no da la idea de una prisión, sino más bien la de una gran granja rústica;
está rodeada de un gran jardín cerrado. No hay barrotes, ni rejas en las
ventanas."
En
cuanto a la liberación de los alienados de Bicétre, existe un célebre relato:
la decisión tomada de quitar las cadenas a los prisioneros de los calabozos;
Couthon visitando el hospital para saber si no se esconden allí sospechosos;
Pinel, dirigiéndose valerosamente a encontrarlo, mientras que los demás
temblaban de miedo a la vista "del inválido conducido en brazos de unos
hombres". Confrontación del filántropo prudente y firme con el monstruo
paralítico. "Pinel lo condujo inmediatamente a la sección de los agitados
y la vista de las celdas lo impresionó penosamente. Quiso interrogar a todos
los enfermos. No recibió de la mayoría sino injurias y apóstrofes groseros. Era
inútil prolongar la investigación por más tiempo. Volviéndose hacia Pinel,
dijo: «¡Caramba, ciudadano! ¿Es que tú mismo estás loco, para querer
desencadenar a semejantes animales?» Pinel le respondió con calma: «Ciudadano,
tengo la convicción de que si los alienados son tan intratables, es porque se
les priva de aire y de libertad.» «¡Y bien! Haz lo que quieras, pero temo que
vas a ser víctima de tu presunción.» En seguida, Couthon fue transportado hasta
su coche. Su partida fue un alivio; la gente respiró; el gran filántropo se
puso a trabajar inmediatamente."
Éstas
son imágenes, por lo menos en la medida en que los dos relatos toman lo
esencial de su fuerza de las formas imaginarias: la calma patriarcal de la casa
de Tuke, donde se apaciguan lentamente las pasiones del corazón y los
desórdenes del espíritu; la lúcida firmeza de Pinel, que domina con una sola
palabra y un solo ademán los dos furores animales que rugen contra él y lo
acechan; y esa sabiduría que ha sabido discernir en dónde estaba el verdadero
peligro, entre los locos furiosos o en el sanguinario asambleísta: imágenes que
llevarán lejos —hasta nuestros días— el peso de su leyenda. Inútil recusar esas
imágenes. Quedan muy pocos documentos aún válidos. Y además, son demasiado
densas en su ingenuidad para no revelar mucho de lo que no dicen.
En
la sorprendente profundidad de cada una, habría que poder descifrar a la vez la
situación concreta que ocultan, los valores míticos que ofrecen por verdad, y
que han transmitido; y finalmente la operación real que se ha hecho y de la
cual no ofrecen ellas más que una traducción simbólica. Y, para empezar, Tuke
es cuáquero, miembro activo de una de esas innumerables "Sociedades de
amigos" que se han desarrollado en Inglaterra desde fines del siglo XVII.
La
legislación inglesa, como hemos visto, tiende cada vez más, en el curso de la
segunda mitad del siglo XVIII, a favorecer la iniciativa privada en el dominio
de la asistencia.
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Se organizan especies de grupos de seguridad, se favorecen las asociaciones de
socorro. Ahora bien, por razones a la vez económicas y religiosas, desde hace
más de un siglo los cuáqueros han desempeñado ese papel, y, originalmente,
contra la opinión del gobierno. "No damos dinero a los hombres vestidos de
negro para asistir a nuestros pobres, para enterrar a nuestros muertos, para
predicar a nuestros fieles: esas santas tareas nos son demasiado caras para
descargarlas sobre otros."
Puede
comprenderse que, en las condiciones nuevas de fines del siglo XVIII, haya sido
aprobada una ley en 1793 para "el fomento y el sostén de las sociedades
amistosas".
Se
trata de esas asociaciones, cuyo modelo y cuya inspiración, a. menudo, han sido
tomados de los cuáqueros y que, por sistemas de colectas y de donaciones,
reúnen fondos para aquellos de sus miembros que se encuentran en la necesidad,
caen enfermos o quedan inválidos. El texto de la ley precisa que pueden
esperarse de esas instituciones "efectos muy benéficos, ayudando a la
dicha de los individuos, y haciendo disminuir al mismo tiempo el fardo de las
cargas públicas". Cosa importante: se dispensa a los miembros de esas
sociedades del "Removal" por el cual una parroquia puede y debe
desentenderse de un indigente o de un enfermo pobre, si no es originario del
lugar, enviándolo a su parroquia de origen. Debe notarse que esta medida del
"Removal", establecida por la Settlement Act, debía ser abolida en
1795
C.
La
noción de la igualdad de las personas:
Según aprodeh entre las muchas secuelas de la
guerra interna, la de los requisitoriados injustamente por el delito de
terrorismo esta es una que ha pasado relativamente desapercibida hasta hace
poco tiempo.El estar requisitoriado implica ser sujeto de búsqueda y detención
por parte de la policía. Es decir, estar en la condición de prófugo de la
justicia.
Durante
la década de 1980 y la primera mitad de la de 1990, miles de personas fueron
incluidas indiscriminadamente en las listas de requisitoriados. Así como las
fuerzas del orden detuvieron y, en numerosas ocasiones, desaparecieron y
ejecutaron extrajudicialmente a muchas personas por la simple sospecha de
vinculaciones con la subversión, también incorporaron a las relaciones de
requisitoriados a innumerables personas, a veces incluyendo de manera masiva a comunidades enteras. Es el
caso descrito en este libro, el de los comuneros de Cotarusi, en Apurímac.
Los
problemas para aquellos que se encuentran en esta condición son diversos. Son
personas que tienen que vivir a salto de mata, con el riesgo constante a ser
apresados por las autoridades. Si esto sucede, se abren varias posibilidades.
Una, frecuente en los últimos años, es que los detenidos sean extorsionados por
los miembros de las fuerzas de seguridad, que aceptan liberarlos a cambio
de un pago. Por lo general existe un
perverso sobreentendido: ambos, el detenido y el captor saben que no existe un
delito que amerite el arresto, pero el que se encuentra en posición dominante
usa su poder para beneficiarse, de manera ilegal e inmoral, de esa situación
irregular.
Otra
posibilidad es que el detenido no pueda o no quiera pagar el soborno, en cuyo
caso es recluido y tiene que pasar por el vía crucis de un proceso judicial en
el que existe una alta probabilidad de ser condenado, sin importar si es
realmente culpable o no. En cualquier caso, de todas maneras, sea declarado
inocente o culpable, pasará varios meses o años en la cárcel.
Siguen
este mismo camino aquellos que son detenidos por miembros de las fuerzas del
orden que simplemente cumplen con la ley que ordena aprehender a un
requisitoriado.
Según
cálculos de las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) especializadas, que
existen alrededor de 9,000 personas con requisitoria por terrorismo. Es decir,
se trata de un problema grave, que afecta a muchas personas. Como se puede
entender, el requisitoriado no puede llevar una vida normal y está
drásticamente limitado en sus actividades diarias.
Para
tratar de resolver este drama que afecta fundamentalmente –aunque no
exclusivamente se han ensayado varios caminos. Uno de ellos es el que siguió Aprodeh en el caso de Cotarusi, donde
se realizó un proceso judicial y se logró que una Sala Penal ordene la
suspensión de las órdenes de captura dictadas contra decenas de comuneros. El
otro camino, indispensable por la dimensión del problema, es la aprobación de
una ley que permita una solución global. Al respecto se han presentado varias
iniciativas, que están recogidas al final de este libro, elaboradas por la Mesa
de Desplazados, la Defensoría del Pueblo
y algunos congresistas.
Desgraciadamente,
la mayoría del Congreso no presta, hasta el momento, la atención debida a estas
propuestas. Como lo ocurrido con los presos inocentes, es necesario redoblar
las manifestaciones y demandas de la sociedad para lograr atraer el interés de
las autoridades hacia este problema y obtener una solución justa lo más pronto
posible.
D.
El
nuevo producto, la locura masturbatoria
Según Spinoza La Naturaleza detesta el vacío
.mientras la naturaleza ni ama ni aborrece el vacío, los hombres sí que
detestan los fenómenos sin explicación y los problemas sin solución. Por esto
decimos que la magia y la religión son los verdaderos predecesores del
racionalismo y de la ciencia, hayan sido propuestas y ampliamente aceptadas
muchas explicaciones no menos erróneas, y a menudo más dañinas. Añadamos además
que, si la nueva teoría no es más que una edición revisada de la tanto mejor;
la gente puede sentirse en posesión de una verdad recién acuñada sin verse
obligada a hacer ningún cambio de importancia en sus hábitos mentales o
mundanos.
El
concepto de locura se ajustaba perfectamente al papel del sustituto del
concepto de brujería. Pero, del mismo modo que la brujería debía tener una
causa que se encontraba en el pacto con
el demonio, también la locura debía tener una causa la cuestión se planteó así:
¿Qué era lo que producía la locura y como podía ser prevenida y curada?
La
“enfermedad” conocida desde el siglo xviii como “locura masturbatoria”
constituye así el nuevo producto fabricado por el nuevo tipo de productores de
una humanidad degradada: los médicos y, en particular, los alienistas(o
psiquiatras).
Según
kinsey va más allá al afirmar que “pocos pueblos han condenado tan severamente
la masturbación, como el pueblo judío. Las referencias y discusiones talmúdicas
consideran a la masturbación como un pecado más grave que la religión sexual no
marital. Esta opinión fue adoptada casi sin alteraciones, al principio por la
iglesia y después por la medicina. La consecuencia fue según kinsey que las
prohibiciones del talmud son casi idénticas a las de nuestros códigos legales
actuales cuando se refieren a la conducta sexual.
Según
Tissot (1758) en su libro titulado Onania,o, o trata sobre los desórdenes producido por la masturbación.es un
ejemplo común de la psiquiatría actual, de cómo disfrazar los argumentos
morales con una retórica médica.
Tissot
no se contenta con advertir al lector de que los excesos sexuales de todo tipo,
pero sobre todo la masturbación, pueden causar multitud de graves enfermedades,
tanto físicas como mentales, entre las cabe resaltar el “desgaste corporal,
deterioro de la vista, desordenes digestivos,impotencia,y locura :castiga
también al masturbador como “criminal” , define esta práctica como “crimen
flagrante” y habla de la consucion corporal dela víctima como enfermedad “que la
hace merecedor con mayor justicia del desprecio que de la piedad de sus
semejantes y concluye diciendo que el castigo del paciente en este mundo por
medio de la enfermedad es solo el preludio del castigo del fuego eterno del
otros.
Por
otro lado los psiquiatras no se limitaban a amenazar, sino que también
castigan-aunque el castigo lo llamen “tratamiento”. Añadamos que el nuevo
castigo que el castigo de la masturbación es lo que define la función de nuevo
profesional, alienista o psiquiatra.
El
castigo de la masturbación consiste en la futura demencia en engendrar hijos
que se volverán locos y, por fin aunque no sea esta consecuencia la peor, al
encarcelamiento el manicomio por locura actual. De esta manera, desde el inicio
el psiquiatra institucional representa simultáneamente los papeles de acusador,
juez y guardián. Sustituye la amenaza del fuego del infierno por la demencia y
una herencia corrompida; así como el castigo de la condenación eterna del
infierno de la vida futura, por el castigo de una cadena perpetua llamado
manicomio.
E.
La
estafa de los hospitales psiquiátricos:
En
países de todo e mundo existen condiciones inhumanas y degradantes en las
instituciones psiquiátricas.
Según
Thomas Zus profesor de psiquiatría algunas delas peores atrocidades del mundo
se cometen dentro de las instituciones psiquiátricas establecidas usando fondos
gubernamentales que totalizan miles de millones de dólares .A los pacientes se
les retiene en contra de su voluntad, se le restringe, se les droga, se les
abusa sexualmente, se les golpea, y se les niega el cuidado médico además se
experimenta con ellos encerrándolos y aislándolo de su mundo.
En la década de 1990 los hospitales
psiquiátricos fueron expuestos al público por haber forzado a paciente a vivir
bajo condiciones parecidas a aquellas en los campos de concentración, fueron
encerrados desnudos.
Según
el psiquiatra Harvard Clark informo que los pacientes de las instituciones
americanas eran a menudo provocados para justificar en el que se les pusieran
en celdas. Adicionalmente, el personal psiquiátrico con frecuencia recurría a
procedimientos de restricción violentos que podrían ser fatales, sin embargo
los responsables eran acusados por sus crímenes. Podemos además incluir un
testimonio presentado por la oficina de investigación del senado de california
en el 2002 que indico: “el tratar de imponer tratamiento por la fuerza siempre
es contraproducente porque crea humillación, resentimiento y resistencia al
tratamiento futuro…”
Además se puede decir que el encierro y
la restricción “no alivian el sufrimiento humano o los síntomas psiquiátricos,
no alteran el comportamiento y resultan frecuentemente en lesiones a pacientes,
un trauma emocional y muerte”. Los procedimientos de restricción psiquiátrica,
y por ende todos los procedimientos psiquiátricos, constituyen un ataque y
asalto a todos los sentidos.
F. La usurpación del
sistema legal:
Según la doctora Margaret hagan una
creciente tasa de criminalidad, presiones abarrotadas de gente, tribunales
atascados de criminales siguen regresando y la erosión de la justicia;
representan la influencia destructiva de la agenda dela psiquiatría.
Según el doctor Thomas Szasz, la
introducción de los conceptos psiquiátricos en la administración de las leyes
penales, la afirmación y el veredicto de la locura, la defensa de la
inhabilidad mental y otros corrompen la ley y hacen victimas a los individuos en
cuyo favor supuestamente se emplean.
Por otra parte Nathan Leopoldo (1924)
narra que dos jóvenes americanos fueron acusados del asesinato sin sentido de
un joven compañero; y los psiquiatras prominentes testificaron que las acciones
de los jóvenes asesinos eran “el producto de los impulsos contrarios a sus
ideales conscientes, capaces de anular la razón y el juicio, y cancelar el
sentido del bien y del mal” y se declaró que fue un impulso irresistible.
G. Crimen y enfermedad
mental:
Según David Bazelon, juez-menciona que
“un acusado no es criminalmente responsable si su acto delictivo fue el
producto de una enfermedad o defecto mental”.
Por su parte el psiquiatra Karl Menninger
destruyo el principio básico del sistema de justicia y cada individuo es responsable
y dará cuenta de sus propias acciones.
Desde que los psiquiatras se nombraron
así mismos expertos en comportamientos criminales y se hicieron parte integra
del sistema judicial, son incapaces son incapaces de predecir el comportamiento
violento de los criminales, ya que continúan testificando en los tribunales
para beneficio del mejor postor. Y continúan insistiendo en que los
delincuentes no son responsables de sus actos porque, en su lugar, son víctimas
de trastornos mentales ficticios.
H. Criminalidad en
psiquiatría:
Las puebas psiquiátricas en en un
tribunal usualmente se basan en el manual diagnóstico y estadístico de
trastornos mentales que contienen lo que a continuación se mencionara:
·
Escatología telefónica
(302.90): Richard Berendzen fue forzado a renunciar la presidencia de la
universidad americana, tras haber ha sido arrestado por las llamadas
telefónicas obscenas, por lo cual se expuso que el sufría una pervertida
enfermedad sexual.
·
Trastorno de
sonambulismo (307.46) un hombre asesino a los padres de su esposa, tras haber
conducido 25 km.
·
Trastorno somato forme
(330.81) a un profesor universitario se le ordenó pagar 1500 dólares al mes a
su hija adulta, a quien se le había diagnosticado somatoforme, que
supuestamente cusa a la persona que se centre en su impedimento físico.
I.
Traer
justicia: ayuda verdadera no traición
El sistema coercitivo
de la psiquiatría es un sistema que personifica los abusos de los derechos
humanos. Demasiados individuos y gobiernos asumen que los psiquiatras entienden y practican curas mentales .La
realidad es que los psiquiatras hacen no tiene ninguna semejanza con ayudar.
Considere
el siguiente criterio básico para la creación de verdadera salud mental:
Tecnología afectiva para curar la mente y
tratamientos que mejoran y fortalecen a los individuos, y por tanto, a la
sociedad, al restaurar al individuo su fortaleza personal, habilidad,
competencia, confianza, estabilidad, responsabilidad y bienestar espiritual.
Practicantes altamente entrenados y
éticos que estaban dedicados primeramente al bienestar de sus pacientes y las
familias de los pacientes, y que pueden entregar y entregan lo que prometen. Las
curas mentales llevadas a cabo en una atmosfera caracterizada por la
to5lerancia, la seguridad y el respeto por los derechos de la gente.
Según el doctor Giorgio un paciente
involuntario tiene menos derechos y menos protecciones legales que un criminal
común, aun cuando usualmente no ha quebrantado ninguna ley, pues cada minuto se
obliga a otra persona a ingresar en instalaciones psiquiátricas para sufrir
tratamientos salvajes. Esto hace sumisos e impacibles a los pacientes
psiquiátricos, sin alegrías, sin penas, solo obedientes y manejables.
Nadie niega que la gente tenga problemas
en la vida. Y que puede encontrarse mentalmente inestable, o incluso psicótica.
Sin embargo los métodos de curación mental deben resultar en individuos
recuperados.
Según el doctor Giorgio los profesionales
de la salud mental que trabajan dentro de un sistema de salud mental tienen la
obligación profesional y legal de reconocer la presencia de enfermedades
físicas en sus pacientes. Las enfermedades físicas pueden causar el trastorno
mental del paciente o podría empeorar un trastorno mental.
Según el doctor Giorgio demostró que la
comunicación y no la encarcelación forzada y los tratamientos inhumanos, pueden
curar a un las mentes más seriamente desquiciadas. Además el doctor trato a
desenas de mujeres “esquizofrénicas” que habían sido atacadas a su cama o mantenidas con chaleco de fuerza durante años, finalmente fueron
educadas para trabajar y cuidar de sí mismas por primera vez.
2.1 La noción de igualdad en la
teoría de los derechos humanos
El
concepto de igualdad es indiscernible de los derechos humanos. Es el principio
que les da sustancia y razón de ser. Los derechos humanos son producto del
pensamiento ilustrado y por lo tanto del primado de la razón. En las sociedades
tradicionales hay un orden jerárquico que se hace derivar de la naturaleza (las
cosas son como son y no hay manera de cambiarlas), del destino (así ha sido y
así será siempre) o de mandatos divinos (es la voluntad de dios). Todo tiene un
lugar en un orden social y político que se considera externo a cada persona;
los privilegios de unos cuantos y la correlativa subordinación de otros se originan
en el nacimiento y son inmutables.
El
orden tradicional es estático y se pretende inmodificable. Las jerarquías y
cualquier forma de organización asimétrica se toman como algo inevitable. Y
así, en ese transcurrir de evidencias, no hay dudas ni cuestionamientos. Todo
tiene un lugar específico y por lo tanto inamovible. Con el advenimiento de la
modernidad, emergen nuevas mentalidades en franca oposición con las
tradicionales. En el siglo XVIII –justamente llamado el siglo de las luces-
aparecen nuevos valores que configuran un orden social y político totalmente
diferente. En el centro del proyecto ilustrado está la primacía de la razón,
con diversas consecuencias en los ámbitos filosófico, jurídico y político.
¿Qué
significa la afirmación de que los seres humanos están dotados de razón? Para
empezar, si todos tienen ese atributo –principio de universalidad- significa
que por lo menos en eso son iguales. Se trata de una cualidad en común que
resulta fundamental en la conformación del nuevo orden. Así, la racionalidad
viene a sustituir, en el imaginario social, las jerarquías derivadas de rangos
aristocráticos, posiciones políticas o de gobierno, apellidos de alcurnia y
cualquier otra, antes incuestionables.
La
mentalidad moderna, cifrada en el ejercicio de la razón como instrumento
liberador –la valentía de usar la propia inteligencia- es por definición
progresista e igualitaria. Ahora todo se cuestiona, todo es susceptible de
opinión, crítica y desde luego transformación. Si en las sociedades tradicionales
se hablaba de las obligaciones de los súbditos –entre las que destaca la
lealtad a la corona, es decir, al rey como persona y a la monarquía como
institución- en las modernas se enfatizan los derechos de los ciudadanos,
universales e indivisibles. Ambos aspectos están estrechamente ligados a la
noción de igualdad. La universalidad deriva de la propia condición humana: toda
persona, por el solo hecho de serlo, posee una serie de prerrogativas
fundamentales. La indivisibilidad implica que todas esas prerrogativas son
necesarias para una vida digna y que por lo tanto no es válido señalar
jerarquías ni plazos. Para decirlo coloquialmente, universalidad e
indivisibilidad significan que todas las personas deben disfrutar todos los
derechos.
Para
dar eficacia a la nueva noción de individuo (racional, autónomo, libre) y hacer
posible el uso real de las prerrogativas que le confiere su nueva condición, se
construyen el Estado y el Derecho modernos, es decir, las instituciones y la
correspondiente regulación jurídica. El modelo del contrato social constituye
una propuesta teórica -solución hipotética- para justificar el tránsito del
estado natural al estado civil. El contrato es racional por definición. Los
principales contractualitas, Thomas Hobbes, John Locke y Juan Jacobo Rousseau,
coinciden en que el pacto social se celebra entre personas racionales, libres e
iguales, y que genera un estado civil que se sitúa por encima de cada
individuo. En aras de la armonía y la seguridad, los individuos deciden unirse
para tener colectivamente el derecho que cada uno tenía sobre todas las cosas.
Con
el contrato social se preserva el rasgo definitorio de lo humano (la
racionalidad) y se generan vínculos de solidaridad. En este proceso es
fundamental la voluntad; el acto mismo de suscribir un contrato –aunque la
firma sea imaginaria- implica necesariamente que existe consentimiento. El
contrato social congrega entonces múltiples voluntades que se expresan como
actos racionales. La voluntad general emergente es superior a las voluntades
individuales que le dieron origen.
El
jurista italiano Eligio Resta (1995) afirma que la constitución misma del
estado civil lleva consigo la renuncia –individual pero de todos- a la propia
violencia: esa violencia originaria, indiscriminada, que hace imposible la vida
en sociedad. Por ello hay que depositarla en una entidad abstracta –el Estado-
que se coloca por encima de los individuos. Ya Rousseau había afirmado que si
todos ceden todo es como si nadie cediera nada; todos ceden su libertad natural
y ganan –todos- la libertad civil.
Al
confiar en las instituciones se proscribe la venganza privada. Es el pacto de
todos para interrumpir la violencia de todos. Se trata claramente de una
abstracción, un artificio racional para establecer que por lo menos una vez
existió consenso entre los hombres –las mujeres, como veremos enseguida, no
participan de ese pacto- para que ese poder común controlara la violencia, ya
no por azar sino por ley. El uso legítimo de la fuerza física se presenta como
la respuesta racional a la venganza, a través de su neutralización y posterior
incorporación. El derecho opone una violencia regulada, establecida, limitada;
ofrece sustituir el azar por la regularidad, la esperanza por la certeza.
El Estado moderno se arroga, en exclusiva, la
potestad de sancionar ciertas conductas y para ello crea espacios de índole
judicial. La única violencia legítima es la que deriva del Estado y que se
impone en forma de coerción; por eso ya no se le llama venganza sino justicia y
se ejerce, presumiblemente, de conformidad con ciertas normas. Nadie es juez y
parte. La fuerza no hace derecho. La legalidad es ese límite entre azar y
regularidad, entre la esperanza y la certeza. Este proceso, que tiende a
reducir la violencia lo más posible y ofrecer garantías de convivencia armónica
y pacífica, es un aspecto medular del Estado moderno, garante de los derechos
fundamentales.
En
síntesis, para afianzar las relaciones de solidaridad, los hombres deciden –de
una manera totalmente racional – suscribir un contrato social. Otorgan su
voluntad, renuncian a esa violencia originaria, indiscriminada y amenazante que
daría lugar a la venganza privada, construyen el Estado y el derecho modernos
y, en suma, sientan las bases para una convivencia armónica, certera, ordenada.
A todo este aparato conceptual subyace la noción de igualdad. El pacto sólo
puede celebrarse entre iguales; las reglas de convivencia, la elaboración de un
catálogo de conductas antisociales, la conformación de un aparato judicial, el
funcionamiento de las nuevas instituciones son aspectos diversos del contrato
entre iguales, ciudadanos racionales que ejercen su capacidad de decisión.
La
idea de igualdad está siempre relacionada con la justicia. Se reconoce al otro
como igual, es decir, merecedor del mismo trato que cada individuo considera
merecer. Toda persona es igualmente digna que las otras y por lo tanto debe
tener los mismos derechos frente al Estado. Aquí aparece una noción de justicia
que corre en paralelo con el principio de igualdad.
Para
considerar que un sistema es justo, es necesario que exista un reconocimiento
–por lo menos en el plano formal- de que todas las personas gozan ciertas
libertades básicas que son compatibles con un sistema de libertad para todos.
Esto significa que cada individuo debe tener la posibilidad de ejercer esas
libertades –la amplitud del espectro ha sido una tarea continua e interminable-
sin que exista menoscabo, daño o impedimento. Paralelamente, ese ejercicio debe
respetar las esferas de libertad de los otros individuos. Este planteamiento,
que recoge claramente el principio de igualdad, se aprecia en la primera
generación de derechos humanos, que son las garantías individuales de índole
civil y política.
Al
abordar las desigualdades sociales y económicas, el principio de igualdad se
formula como condición y oportunidad. Esto quiere decir que todos los individuos deben estar en
condiciones tales que efectivamente puedan tener acceso a las mismas
oportunidades. Esta noción permea la definición de los derechos económicos y
sociales, también llamados de segunda generación. El telón de fondo es la
justicia social.
Una
vez que hemos llegado a este punto, la pregunta es qué lugar ocupan las mujeres
en esta construcción teórica. Diversos análisis han señalado la exclusión de
las mujeres del pacto fundacional de la soberanía, derivada de las
contradicciones e inconsecuencias de los contractualitas, que aplican un
criterio moderno para analizar las relaciones sociales entre varones, a la vez
que recurren a argumentos tradicionales para explicar las relaciones sociales
(familiares, de pareja, comunitarias) donde intervienen las mujeres. Así, las
tesis contractualitas tienen en común que definen a las mujeres como seres
incapaces de decidir, sea porque ceden al marido el poder que tienen sobre los
hijos (Hobbes), porque deben someterse a la fuerza masculina (Locke), o porque
son seres pre sociales (Rousseau). No están incluidas en el pacto social
porque, en pocas palabras, no se les reconoce racionalidad (Serret, 2002).
Las
mujeres son humanas, pero no ostentan la categoría de sujetos autónomos porque
se duda de su capacidad de discernimiento. El hombre encarna la razón; la mujer
sigue asociada con una noción de naturaleza que la aleja del rasgo definitorio
de la especie. Como veremos en el siguiente inciso, esta construcción
identitaria se fortalece con la división de espacios sociales que se produce en
la modernidad
Discriminación y derechos humanos
La
discriminación es uno de los problemas más graves en la sociedad y afecta a
personas de todas las edades. Este problema no se limita a una mentalidad o una
percepción, sino que se expresa en determinados comportamientos o conductas
excluyentes que afectan la autoestima de las personas y el ejercicio de sus
derechos. En ese sentido, implica excluir o discriminar a quienes son
considerados inferiores.
La
lucha por una sociedad más justa requiere de personas comprometidas e
informadas. APRODEH desarrolla diversas acciones a nivel de opinión,
movilización y capacitación a fin de lograr que en cada peruano y peruana
exista un mayor reconocimiento de la importancia de fortalecer de nuestra
identidad, así como nuestra diversidad cultural, y que a partir de esta toma de conciencia erradiquemos cualquier
tipo de práctica discriminatoria.
La Integralidad de los Derechos
Humanos
¿En
qué consiste la Integralidad de los Derechos Humanos?
Debemos
partir del principio de que todos los derechos son fundamentales por lo que no
debemos establecer ningún tipo de jerarquía entre ellos y mucho menos creer que
unos son más importantes que otros. Es difícil pensar en tener una vida digna
si no disfrutamos de todos los derechos. Violar cualquiera de ellos es atentar
contra la dignidad humana, que se fundamenta en la igualdad y la libertad, tal
como lo establece el Artículo primero de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos cuando establece que ¨todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos¨.
Si
partimos de la definición de integralidad como ¨partes integrantes de un todo¨,
queda claro que en el caso de los Derechos Humanos significa que estos son
indivisibles e interdependientes. Tal y como lo afirma el Relator Especial de
Naciones Unidas en su informe sobre la realización de los Derechos Económicos,
Sociales y Culturales de 1992: ¨todos
los Derechos Humanos y las libertades fundamentales son indivisibles e
interdependientes; debe darse igual atención y urgente consideración a la
aplicación, promoción y protección de los derechos civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales¨.
En
síntesis, la integralidad la entendemos como lo plantea también el Relator
Especial cuando afirma que ¨la promoción, el respeto y el disfrute de ciertos
Derechos Humanos y libertades fundamentales no pueden justificar la denegación
de otros derechos y libertades fundamentales¨.
¿Qué quiere decir esto?
-
Que no se puede gozar del derecho a la salud si el Estado no garantiza buenos
servicios públicos y atención adecuada en los hospitales.
-
Que no podemos tener una vida digna si no tenemos salarios justos o buenas
condiciones de trabajo.
-
Que sólo tendremos acceso a la educación si contamos con una vivienda digna y
con una buena alimentación.
-
Que no existe la democracia si no podemos ejercer libremente el derecho a
manifestarnos para defender nuestros derechos o peticiones.
-Sólo
lograremos que la integralidad de los Derechos Humanos sea una realidad cuando
eduquemos, luchemos y exijamos al Estado la vigencia de todos los Derechos
Humanos por igual y para todos.
CONCLUSIONES
Para
llegar a una buena reflexión del tema se ha de tener en cuenta que no nos
hallamos ante una cuestión de controversia ante estos temas . Los derechos
humanos no son un asunto de colores ni partidos: deben trascender todo esto con
el fin de poder ser aplicados a todos los habitantes del mundo, sin distinción
de razas, idiomas, culturas, estamentos sociales. Un humanismo, bien entendido
y definido, es lo que se pretende fomentar y reivindicar sobre la base de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Su estudio y proyección nos
concierne a todos, por cuanto el propósito de esta declaración es defender la
dignidad, la libertad, la justicia y la paz de cada uno de los miembros de la
familia humana. Se pretende, en esta reflexión, dar una visión sencilla y clara
sobre el tema, con el objeto de fomentar el conocimiento de los Derechos
Humanos a todos los niveles.
Toda
persona posee un valor que la hace digna. Para que ese valor propiamente humano
exista efectivamente, se hacen necesarias ciertas condiciones de vida que nos
permitan desenvolvernos, utilizar nuestras dotes de inteligencia y conciencia,
y satisfacer nuestras necesidades espirituales. Tales condiciones de
existencia, que inspiran la filosofía de los Derechos Humanos, se basan en la
creciente demanda de la humanidad para gozar de una vida en que la dignidad
inherente a cada persona sea protegida y respetada.
Todos
tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos
son interrelacionados, interdependientes e indivisibles. “Los derechos humanos
son sus derechos. Tómenlos. Defiéndanlos. Promuévanlos. Entiéndanlos e insistan
en ellos. Nútranlos y enriquézcanlos. Son lo mejor de nosotros.
REFERENCIA BIBLIOGARFICA
ALARCON,R,
MAZZOTI,G & NICOLINI, H. (2005). Psiquiatría. Washington: edit. Manual moderno. Pg. 39.
Libro: "La fabricación de la locura"
http://www.defensoria.gob.pe/modules/Downloads/informes/varios/2009/Informe-005-2009-DP-ADHPD-vf.pdf